
Para que la acción directa del profesor sea más efectiva en los juegos debe procurar:
- Ser paciente, tolerante y alegre.
- Simpatizar con el juego e interesarse en él, tanto como sus propios alumnos.
- Ser firme en cuanto a exigir el cumplimiento de las reglas, pero siempre con la bondad y comprensión hacia el infractor.
- Para los débiles, para los atrasados, para los tímidos, que son los más necesitados del juego y de sentir la estimulación del profesor, tener todas sus simpatías y su más
inteligente comprensión, ayudándoles en sus dificultades, hasta hacerles ganar confianza en sí mismo. - Valerse de su habilidad y tacto para impedir que los niños se aficionen por un solo juego.
- Tomar parte directa en los juegos lo más frecuente posible.
- No tener nunca una actividad pasiva frente al juego.
- Estudiar bien el juego que se va a presentar.
- No dejar pasar ninguna oportunidad de educar, pero sin olvidar que está en la clase de juego.
- En los juegos de bando y en los deportivos cambiar a los
jugadores de posición para que todos aprovechen las distintas oportunidades educativas.
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